Por muchos colores que tenga ese ramo no quiero esas flores
El conjunto de piezas aborda el interés sobre como las acciones hacia el afuera han marcado, históricamente, los procesos de vecindad y de organización social de los barrios en el contexto de los cambios urbanísticos de la modernidad tardía española.
El proyecto activa, a nivel simbólico, algunas de las interacciones que, probablemente, conectan lo específico con lo contextual, lo políticamente privado con lo políticamente público, en una vinculación recurrente entre los espacios físicos del adentro y del afuera.
Dentro del marco de LABi.04, en la Fundación La Posta. Comisariado por Sofía Alemán et al.
Valencia, 2020
Por muchos colores que tenga ese ramo, no quiero esas flores activa, a nivel simbólico, algunas de las interacciones que, probablemente, conectan lo específico con lo contextual, lo políticamente privado con lo políticamente público, en una vinculación recurrente entre los movimientos físicos del adentro y del afuera.
El proyecto aborda el interés sobre como las acciones hacia fuera han marcado, históricamente, los procesos de vecindad y de organización social de los barrios previo a las reformas y las ordenaciones y la revolución urbanística de las ciudades tras los procesos de migración del XIX. Los proyectos de organización de las ciudades modernas en España han generado nuevas tipologías de interacción y de articulación de los espacios habitacionales con y desde la calle, al respecto de la autoconstrucción y el barraquismo que perduraron hasta finales del XX como formas de alojamiento obrero, determinando las tipologías arquitectónicas y relacionales de las periferias orográficas y sociales.
La relación entre la inversión privada y las nuevas especificaciones de los barrios, que se exterioriza al frente de cualquier proceso de especulación urbanística, se presenta inialmente durante el momento de transición socio-
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1) Las analíticas geográficas de las ciudades a través de sus barrios proletarios han situado a los conjuntos obreros de numerosas ciudades, las colonias industriales, o los pasillos del XIX, así como a las casas baratas, las viviendas de empresas, o los grandes polígonos del XX, en el principio de una genealogía marcada por el paternalismo patronal y la especulación inmobiliaria masiva de grandes empresas de minería, siderurgia y textiles, primero, y de infraestructuras, como las de ferrocarriles, y de construcción y explotación de centrales hidroeléctricas, después.
Hasta la llegada de la intensa y fuerte regulación en el período de la Dictadura franquista, la acción del Estado en la organización social de los entramados territoriales de los nuevos barrios habitacionales, que entonces se dejó sentir a través de un entramado de diferentes organismos en el marco del nacionalsindicalismo, se vio opacada por el gran protagonismo que tuvieron los promotores privados, particulares y empresas, quienes actuarían de forma mayoritaria ante la escasa participación pública, de entidades sin ánimo de lucro o de iniciativas cooperativistas.
2) Los procesos de automatización multisectorial del turismo, que se generan a través de las mecánicas de la economía digital, han actuado como un elemento disruptivo en el entramado capitalizado de los barrios al orientar, hacia estos territorios, el foco de los inversores y de la especulación inmobiliaria.
En este esquema, los agentes culturales actúan como la avanzadilla de la transformación del espacio especulable; lo hacen como parte del grupo adscrito al concepto de neobohemia que desenvoca en la revalorización de ciertas construcciones sociales que se concitan en el paisaje de los barrios: el carácter obrero, lo fabril, lo prohibido y lo transgresor visto como autentico y alternativo respecto a lo hegemónico y establecido.
Cuando abrimos la profunda caja de la uberización desde los procesos de producción artística, conviene desplegar un cuestionamiento por diferenciación entre ser agentes gentrificantes o ser elementos gentrificables. Asumir nuestro papel como activo estratégico para que financistas, gobiernos municipales y constructores desarrollen proyectos inmobiliarios, marca nuestra forma de acercarnos a la interacción de los distintos contextos que componen el barrio, operando estrictamente dentro de la visión del mundo diseñada por la imaginería capitalista y dentro del marco liminal de la capacidad que la práctica artística tiene para salvar contextos en crisis.
La producción artística que se sitúe en el margen de lo espectacular y lo especulable, más allá de la comunidad creativa y las nuevas formas de inversión de capital proletario, está atravesada por un proceso de mecanización precaria de las formas activas que impulsan la producción, dando relevancia a los discursos y las anécdotas que traten de generar una red afectiva entre artistas, espacios y los elementos que han compuesto el barrio antes de la llegada de lo creativo. Es la respuesta de inercia que la práctica artística ha dado al proceso de precarización de los recursos y de las formas de habitabilidad, con respecto al encarecimiento de los contenedores de vida y las dinámicas sociales de los nuevos focos culturales en la ciudad.