La cuenca alta del Guadiana y el Campo de Montiel han logrado fusionar los conflictos demográficos y económicos de manera más efectiva que cualquier otra área manchega, confinando a una población dentro de un contexto carente de tejido industrial y dependiente de la agricultura, orbitando las condiciones ecológicas y políticas de la explotación del agua, lo que ha desencadenado las repercusiones biopolíticas de los procesos de explotación agrícola que caracterizan las zonas internas de La Mancha.
El proyecto parte de la reconstrucción del cubo de condensación de Hans Haacke, una pieza fundamental en la práctica de la crítica institucional de los años sesenta, en la que la teoría del filósofo y biólogo Ludwig von Bertalanffy se materializa para dar cuenta de la relación existente entre los sistemas vivos. En este caso, se han tomado aguas provenientes de las cuatro salidas hidrológicas del acuífero n.º 24, el río Pinilla, el río Azúer y los ríos Córcoles y Sotuelamos. Encerradas en el cubo, el proceso de evaporación y condensación de las aguas genera un organismo vivo, considerando la interacción de la población con el agua como una conjunción de dos sistemas abiertos. El ciclo del agua, como un sistema cíclico propio, se relaciona con los ciclos sociopolíticos en torno a la extracción de agua, formando juntos un sistema común que genera una dependencia de los planes económicos (basados en la demanda de alimentos y el desarrollo tecnológico) y los procesos climáticos que recargan los acuíferos.
Centro de Arte Dados Negros. Fundación Pepe Buitrago. 2018